Día Mundial de la Mujer en la Ingeniería
Hacer frente a los estereotipos y a los prejuicios requiere ciertas dosis de valentía. Esto es aplicable a muchos aspectos de la vida, tanto laboral como personal. Un ejemplo muy claro de la presencia de ciertos estereotipos es la escasa representación de mujeres en carreras STEM, en general, y en las carreras de ingeniería, en particular.
Según una encuesta realizada en 2020 a nivel global por la web especializada GenderInSITE (Género en Ciencia, Innovación, Tecnología e Ingeniería), la Asociación Interacadémica (IAP) y el Consejo Internacional de Ciencias (ISC), ingeniería es la segunda profesión STEM que tiene menos participación femenina (10%). En el caso de España, los datos mejoran algo, pero aun así las mujeres solo representan el 25% de las matriculaciones en las carreras de ingeniería.
Nuestra compañera Carmen Llamas es parte de ese porcentaje minoritario que SÍ decidió apostar por una carrera de ingeniería. Y no solo se graduó en Ingeniería de Telecomunicaciones por la Universidad de Sevilla, sino que lo hizo con el mejor expediente de entre todas las titulaciones de ingeniería impartidas en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) de Sevilla.
¿Por qué decidiste estudiar una carrera, y en concreto Ingeniería de Telecomunicaciones? ¿Alguien te orientó y te animó a estudiar esta carrera?
Yo decidí desde muy joven estudiar una carrera porque vi que era lo que más salidas profesionales tenía en ese momento. Además, mis padres me animaron a ello; mi padre estudió la carrera de Medicina y mi madre Química.
A mi desde siempre me habían gustado mucha las matemáticas, la física, la química… Todo aquello que te hiciera pensar un poco era lo que más me entretenía. Pensé en ser profesora de matemáticas, pero mis profesores me dijeron que no fuera por ese camino, que no me cerrara solo a dar clases, y que en su lugar escogiera una ingeniería.
Así que empecé a valorar entre las ingenierías cuál podría gustarme más y estaba entre electrónica o teleco, y teleco fue la que vi más salidas profesionales. Además, hubo gente que me fue aconsejando sobre qué carrera escoger. Por ejemplo, amigos de mi hermana mayor, que eran ingenieros, me decían que esta era una profesión en la que no había paro, se cobraba un buen salario, etc. En ese momento no sabía exactamente a lo que me iba a dedicar, no sabía lo que era un contador inteligente, ¡y hoy trabajo cada día con ellos!
Lo que tenía claro es que quería saber hasta dónde podía llegar, comprobar lo que podía llegar a hacer. Y en el camino me inspiraron y me ayudaron muy buenos profesores que me enseñaron no solo conocimientos, sino también a pensar.
¿Cómo es tu día a día en WoodSwallow? ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Yo en WoodSwallow trabajo como Ingeniera de Diseño Firmware. En concreto trabajo con contadores inteligentes de electricidad y gas, que no dejan de ser sistemas embebidosMi día a día se basa en resolver problemas. Es decir, me llega un problema con el firmware de un contador y mi trabajo consiste en analizar el problema, buscar una posible explicación a lo que ha pasado y localizar el origen del error, ya sea dentro del código o en los mensajes de comunicación (en mi caso con ZigBee). Una vez localizado implemento una solución y se realizan una serie de test para confirmar que efectivamente el problema se ha solucionado, o seguir buscando soluciones.
Lo que más me gusta de mi trabajo es que cada día es un nuevo reto, un nuevo problema. Y eso te mantiene activo, no estás siempre atascado en un mismo problema. Además, tienes una visión completa del desarrollo del producto. La verdad es que no me aburro. Para mi es un desafío intentar cada día hacerlo mejor, mejorar cada día un poco más el código.
Además, me siento muy afortunada por los compañeros que tengo. Tenemos mucha química dentro del equipo. Todos contribuimos, todos nos sentimos escuchados y todos escuchan. Aquí todas las opiniones cuentan. Y eso te permite aprender cada día de tus compañeros. Esto es una gran suerte y hace que no te quieras ir de un sitio.
¿Cómo fue tu experiencia en tu paso por la universidad de ingeniería? ¿Cuántas compañeras mujeres se graduaron contigo?
El paso por la universidad fue duro. Quería sacar buenas notas y eso implicaba tener que dedicarle tiempo extra a la carrera. Había mucha exigencia, muchos exámenes y asignaturas muy diversas. Además, estaba el reto de tener que dejar Algeciras, de donde soy, mudarme a Sevilla y rehacer mi vida aquí. Pero en general mi experiencia fue muy positiva porque me llevé conocimientos y muchos amigos.
El último año de carrera lo compaginé con trabajo en AICIA (Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía) y eso me abrió las puertas al mundo laboral. También me ayudó a identificar y a adquirir ciertos conocimientos que no había aprendido previamente, pero que vi que eran necesarios en el mundo profesional. En mayo de 2018 empezó mi relación con WoodSwallow, y hasta hoy.
Eso sí, en primero de carrera seríamos unas 200 personas de las cuales mujeres éramos, a lo sumo, 15. La proporción era muy pequeña. Enseguida nos unimos, claro. Pero la verdad es que nunca me he sentido en situación de inferioridad, aunque eso va con cada persona. Nunca me han hecho sentir mal. Claro que siempre están las típicas bromas que cada vez van a menos, pero nada especial.
¿Qué crees que podemos hacer para fomentar que más mujeres escojan este tipo de carreras?
Yo creo que lo más importante es que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni que te digan a qué tipo de sector te tienes que dirigir. “Si eres mujer, enfermería. Si eres hombre, ingeniería”. Eso por suerte está desapareciendo. Es importante que desde pequeño no te vayan condicionando a través de los juguetes, por ejemplo, sino que te muestren todas las opciones y oportunidades, incluyendo por supuesto las carreras técnicas.
Creo que se deben hacer más campañas para visibilizar este tema. También que los profesores te motiven si ven que vales para una ingeniería, que te digan que lo consideres. Lo básico es tener información para que al menos contemples la opción. Eso, y no tener miedo a entrar una clase en la que hay noventa hombres y tres mujeres. No pasa nada. Todos tenemos las mismas oportunidades y a todos se nos van a brindar.
Además, las carreras de ciencia son muy bonitas y gratificantes porque ayudan a hacer un mundo mejor. Por ejemplo, los Smart Meters con los que trabajamos en WoodSwallow ayudamos a que la gente pueda conocer y controlar su consumo eléctrico o de gas. Y eso afecta de forma positiva a su economía, y en general a su calidad de vida. Toda tecnología ayuda a mejorar la vida de la gente en mayor o menor medida. Y a mí eso me hace feliz.
¿Qué impacto crees tiene la ingeniería electrónica o de telecomunicaciones en el mundo? ¿Qué significa para ti ser ingeniera?
El impacto lo veo muy grande porque la ingeniera en si es parte directa de la evolución del ser humano. Las telecomunicaciones y la electrónica han sido claves en el desarrollo del mundo tal y como lo conocemos. Además, creo que la ingeniería de telecomunicaciones es una de las carreras más completas y una de las profesiones más importantes en el desarrollo de la sociedad.
Para mí es una motivación saber que vas a ser una parte de ese cambio continuo y esa evolución del mundo en que estamos viviendo. El desarrollo del conocimiento tecnológico en una sociedad es clave. Es lo que nos permite seguir mejorando nuestra calidad de vida, y eso impacta en la felicidad de las personas. Además, la ingeniería tiene que jugar un papel importante a la hora de hacer un mundo más sostenible. Debemos aplicar todo lo que sabemos, todos nuestros conocimientos, para ir virando hacia un desarrollo más sostenible tanto de los dispositivos electrónicos, como de las ciudades en las que vivimos.
¿Qué consejo darías a las jóvenes que tienen que escoger una profesión?
Yo he tenido suerte; me considero afortunada por el equipo y el trabajo que tengo. Por eso animaría a todas las chicas que se planteen una ingeniería a que lo hagan, sin importar el resto.
Les diría que, si tienen inquietud para poder lograr algo, que lo persigan, que no duden de sus capacidades. Con esfuerzo, antes o después, todo se consigue.
Además, les recomendarían que tengan la mente abierta, y si quieren algo, que vayan a por todas. Eso, y que es bonito hacer del mundo un lugar mejor y aportar a la sociedad. Todas las carreras son para todos, nadie tiene que decirte lo que tienes que hacer. Y si te equivocas, no pasa nada. Se vuelve a empezar.